Y de pronto, la nada. La más densa de las oscuridades te abraza, por más que fijas la vista o te esfuerzas en distinguir cualquier objeto, animado o inanimado, nada... Lo único existente eres tú mismo.
Aparece. Un minúsculo reflejo verdoso y plateado. Te habla. No temes, al contrario, sonríes.

- Ven conmigo. Aqui comienza todo, tu nuevo pasado, tu próximo presente, aquí serás quien siempre quisiste ser, tú misma.

No puedes ver nada, ni distinguir figura alguna, pero continuas andando. Poco a poco se va apagando la oscuridad, un leve reflejo dorado se ve a lo lejos, tonos ocres y verdosos bailotean al final del camino. Hay humedad, las gotitas de la atmósfera te humedecen el cabello. Te gusta.
El corazón se te acelera, respiras el aire que allí habita, palpas el ambiente, la brisa húmeda y si, algo putrefacta, acaricia tu rostro. Aparece tu sonrisa.
Un nuevo mundo aparece ante tí, donde realmente perteneces.

Un troll de fuertes piernas, silueta curva y mirada tierna te aguarda, junto a él esperan tambien un hada de aspecto despreocupado y alocado cabello, un objeto alargado y brillante descansaba sobre su espalda, le sobresale en diagonal, como si fuera un imán pegado.  Junto al hada, aguarda tambien otra misteriosa criatura, una especie de trasgo con pezuñas de caballo, negro, aunque no es para nada el tipo de centauros que conoces, pues su musculatura es inexistente, pero eso no importa, te inspira confianza, te observa en silencio, sonríe.  Te tiende la mano. 
-Te estábamos esperando, tesoro.

Respondes a su invitacion cogiendo su mano, y te das cuenta de que tu brazo es verde y escamoso, más fino, musculoso y ligero...

-Bienvenida - dijo el troll.



~Just close your eyes and feel, the darkness makes real your dreams.~